Hay momentos en los que no te pasa “nada grave”,
pero algo se siente raro.
Una incomodidad sutil,
como si algo no terminara de encajar.
No es angustia fuerte.
No es tristeza profunda.
Pero tampoco es bienestar.
Es ese estado raro en el que no sabés bien qué necesitás,
solo sabés que no es esto.
Y te preguntás si estás exagerando.
Si será cansancio.
Si simplemente estás siendo “demasiado sensible”.
Pero no.
Lo que sentís es real.
Aunque no tenga nombre,
aunque no entre en una categoría clara.
A veces, esa incomodidad es un aviso.
Una invitación a hacer una pausa,
a preguntarte con honestidad:
¿qué está queriendo decirme esto?
Escuchar esa incomodidad sin apurarte a taparla
puede abrirte puertas que no sabías que necesitaban abrirse.
Nos encontramos en la próxima nota.
Vicky Fiorenzi
Consultora Psicológica
Instagram: @vfcounselor
Si estás necesitando comenzar un proceso de acompañamiento, de escucha sincera y sin juicio, te dejo mi contacto directo: https://wa.me/message/PLL4KUXBVMVRC1






