Hoy, 4 de octubre, se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de Mercedes Sosa (San Miguel de Tucumán, 9 de julio de 1935 – Buenos Aires, 4 de octubre de 2009). Han pasado ya 16 años desde su partida física, pero su presencia sigue viva en la memoria colectiva, en el canto crítico y en las nuevas generaciones que la reconocen como faro imprescindible.
La Negra eterna: el legado que no muere
Mercedes Sosa no fue una cantante más: su nombre quedó asociado al compromiso, al canto como herramienta de denuncia, al rescate de raíces latinoamericanas y a una sensibilidad profunda frente al dolor y la esperanza. En sus más de cinco décadas de trayectoria, se ganó apelativos como “La Negra”, “La voz de América Latina” y “la voz de los sin voz”.
Su repertorio transitó la música folclórica, el nuevo canto latinoamericano, el tango, incluso incursiones en el pop, pero siempre desde una mirada ética: “cantora” antes que “cantante”, según ella misma se definía, porque cantar para ella era más que un acto estético, era un deber.
La voz de los sin voz: arte y compromiso social
Su canto no era solo melodía: era denuncia, esperanza y resistencia. Canciones como Alfonsina y el mar, Solo le pido a Dios o Gracias a la vida siguen vigentes como himnos de justicia y dignidad. Mercedes Sosa dio voz a pueblos y sectores silenciados, transformando escenarios en trincheras de identidad.
Entre censura y exilio: la fuerza de cantar en tiempos oscuros
Durante la dictadura argentina (1976-1983), su voz incomodó a los poderes. Fue censurada, hostigada y finalmente obligada a radicarse fuera del país. En 1979 fue detenida brevemente durante un recital en La Plata, junto a miembros del público; la presión internacional la obligó a ser liberada, pero el daño ya estaba hecho.
Vivió en el exilio europeo hasta 1982. Cuando regresó, participó de conciertos simbólicos, como los que brindó en el Teatro Colón, donde su acogida fue multitudinaria y emotiva.
El regreso triunfal: Mercedes y el abrazo del pueblo
La vuelta de Sosa a la Argentina fue un acontecimiento cultural y político. Su público la recibió como una heroína popular que había desafiado la represión con la fuerza del canto. Aquellos recitales de 1982 en el Colón quedaron como símbolo de resistencia y esperanza para una sociedad que empezaba a despertar.
Cantora, no cantante: una identidad que marcó generaciones
Su último álbum, Cantora, un viaje íntimo, reunió duetos con decenas de artistas latinoamericanos y se convirtió en un cierre emotivo de su vida artística. Para Mercedes, ser “cantora” era cantar desde el alma, con raíces y conciencia, más allá del virtuosismo o el género.
En ese trabajo se unió con grandes nombres de la música popular: Gustavo Cerati en Zona de promesas, Shakira en La Maza, Luis Alberto Spinetta en Barro tal vez, Joan Manuel Serrat en Cuna de la vida, y Caetano Veloso en Coração vagabundo, entre muchos otros.
Estas colaboraciones no solo cruzaron generaciones y estilos, sino que también mostraron la capacidad de Sosa de tender puentes entre el folclore, el rock, el pop y la música latinoamericana contemporánea.
Fundación y memoria viva: el trabajo que mantiene su legado
La huella de Mercedes Sosa no se limita al archivo musical: su influencia se siente en la música joven que hoy se anima a cantar con conciencia social, y en los homenajes que proliferan cada año en pueblos, plazas y escenarios.
Además, su Fundación sigue difundiendo su patrimonio artístico y promueve proyectos educativos vinculados al canto como identidad colectiva.
Una llama que sigue ardiendo: Mercedes en las nuevas generaciones
Mercedes Sosa partió tras enfrentar una disfunción multiorgánica, pero su canto no ha dejado de resonar. En cada canción de protesta reinterpretada, en cada estudiante que descubre en ella un modelo de integridad y pasión, sigue viva esa “voz de la tierra” que supo unir a un continente con versos, raíces y dignidad.
Este 4 de octubre, celebremos su canto más allá del homenaje: reconozcamos la misión que ella abrazó y hagamos que sus acordes continúen acompañándonos en la construcción de un mundo más humano.