En un claro mensaje sobre el papel del Estado frente al crecimiento de la computación en inteligencia artificial, Sam Altman dejó varias ideas centrales sobre cómo ve la relación entre los gobiernos y la infraestructura de computación de OpenAI.
En primer lugar, lo obvio: “no tenemos ni queremos garantías gubernamentales para los centros de datos de OpenAI”. Altman afirma que los gobiernos no deberían favorecer ni perjudicar a ciertas empresas, y que los contribuyentes no deben rescatar a compañías que toman malas decisiones comerciales o que, por otros motivos, pierden en el mercado. Si una empresa fracasa, otras harán un buen trabajo.
¿Qué propone entonces? Que los gobiernos construyan su propia infraestructura de IA
Lo que sí le parece sensato a Altman es que los gobiernos construyan (y sean propietarios de) su propia infraestructura de IA, pero que los beneficios de esto también repercutan en el gobierno. Altman plantea un escenario en el que los estados deciden adquirir gran cantidad de potencia informática y tienen la libertad de decidir cómo usarla. En ese contexto, podría tener sentido ofrecer un menor costo de capital para hacerlo. Crear una “reserva nacional estratégica de potencia informática” le parece una solución acertada. Pero recalca: esto debería ser en beneficio del gobierno, no de las empresas privadas.
El único ámbito en el que ha hablado de garantías de préstamos es en el apoyo al desarrollo de fábricas de semiconductores en EE. UU., donde OpenAI y otras empresas respondieron al llamado del gobierno y estarían encantados de ayudar (aunque no presentaron aún una solicitud formal). En ese caso, el objetivo es asegurar que la cadena de suministro de chips sea lo más estadounidense posible, generar empleo e industrialización local, y fortalecer la posición estratégica del país. Esto, por supuesto, es distinto a que los gobiernos garanticen el desarrollo de centros de datos con fines privados.
Preguntas subyacentes que genera su planteo
Altman identifica al menos tres grandes preguntas que están en el trasfondo de este debate:
Primera: ¿Cómo va a financiar OpenAI toda la infraestructura que está contratando? Altman estima que cerrará el año con ingresos anuales superiores a los 20 000 millones de dólares y aspira a alcanzar cientos de miles de millones para 2030. También cuenta con compromisos de inversión de aproximadamente 1,4 billones de dólares en los próximos ocho años. Pero para lograr eso requiere que sus ingresos crezcan sostenidamente. Aun así, confía en sus perspectivas: la próxima oferta para empresas, los nuevos dispositivos de consumo, la robótica y otras categorías emergentes podrían jugar un rol importante. También exploran formas de vender capacidad de cómputo directamente a otras empresas (y particulares). El mundo necesitará mucha más computación en la nube para IA. The Times of India+4CNBC+4Dataconomy+4
Segunda: “¿Está OpenAI intentando volverse demasiado grande para fracasar, y debería el gobierno decidir quién gana y quién pierde?” La respuesta de Altman es un rotundo no. Si cometen un error y no lo pueden solucionar, deberían fracasar. Otras empresas seguirán haciendo un buen trabajo. Así funciona el capitalismo, y el ecosistema y la economía se mantendrían estables. Altman afirma que planean ser una empresa de gran éxito, pero si se equivocan será su responsabilidad.
Tercera: “¿Por qué invertir tanto ahora en lugar de crecer de forma más gradual?” La respuesta: porque están desarrollando la infraestructura para una economía futura impulsada por la IA y consideran que este es el momento idóneo para invertir y escalar la tecnología. Los proyectos de infraestructura de gran envergadura requieren mucho tiempo, por lo que deben empezar ya. Según Altman, el riesgo de no contar con suficiente potencia de cómputo es más significativo y más probable que el riesgo de tener “demasiada”. Incluso hoy, OpenAI y otras empresas se ven obligadas a limitar la frecuencia de sus productos y no ofrecer nuevas funciones ni modelos debido a severas limitaciones de cómputo. Entrepreneur+2Insurance Journal+2
En síntesis
- Altman rechaza la idea de que los gobiernos garanticen centros de datos de empresas privadas.
- Sugiere que los estados construyan su propia infraestructura de IA, cuyo beneficio sea para el bien público y estatal.
- Reconoce los enormes retos financieros y tecnológicos que su compañía afronta para escalar.
- Acepta explícitamente que podrían estar equivocados, pero afirma que el mercado, no el gobierno, tendrá la última palabra.






