Cada día está lleno de pequeñas tareas que, aunque parezcan insignificantes, consumen tiempo, energía y espacio mental. Responder un mensaje, anotar una cita, comprar un regalo, recordar reponer un producto en casa… Esta acumulación de microtareas puede parecer inofensiva, pero cuando se vuelve constante, genera una carga mental que afecta nuestro bienestar.
Las mujeres, en particular, suelen asumir una gran parte de estas tareas invisibles, organizando y recordando detalles que sostienen el día a día. El problema es que esta sobrecarga no siempre se reconoce y, con el tiempo, puede generar estrés, ansiedad y una sensación de agotamiento permanente. Cuando la mente está ocupada en múltiples pendientes, descansar de verdad se vuelve difícil, y el disfrute pasa a un segundo plano.
¿Cómo podemos aliviar esta carga?
Hacé visibles las tareas invisibles: Anotá lo que ocupó tu mente en el día. A veces, ver todo en papel ayuda a entender por qué nos sentimos agotadas.
Delegá sin culpa: No tenés que ocuparte de todo. Compartir responsabilidades no es un lujo, es una necesidad.
Establecé límites: No todas las tareas son urgentes ni todas necesitan resolverse en el momento. Aprender a priorizar y decir que no es clave.
Dale un descanso a tu mente: Momentos sin obligaciones, sin listas y sin recordatorios son esenciales para recuperar energía.
Priorizate: Un rato de disfrute, una pausa real o simplemente hacer algo que te guste sin sentir culpa ayuda a aliviar el peso de la rutina.
La carga mental no se ve, pero se siente. Si cada día terminás agotada sin saber exactamente por qué, quizás sea momento de soltar algunas de esas pequeñas tareas que suman un gran peso en tu bienestar.






