Cuidar de un familiar puede ser una experiencia llena de amor y gratitud, pero también puede convertirse en una carga emocional cuando la responsabilidad recae sobre nosotras sin que lo hayamos elegido. Muchas mujeres de entre 50 y 60 años se encuentran en una etapa de la vida donde sus propios planes y deseos quedan en segundo plano porque deben asumir el cuidado de padres mayores, parejas enfermas o incluso hermanos que necesitan asistencia.
La culpa como compañera constante
Es común que aparezca la culpa: “Debería querer hacerlo”, “Si no lo hago, ¿quién lo hará?”, “No puedo pensar en mí ahora”. Sin embargo, es importante reconocer que no todas sentimos el mismo deseo de cuidar, y eso no nos hace malas personas. Crecimos con la idea de que las mujeres deben ser siempre las cuidadoras, las que sacrifican su tiempo y bienestar por los demás, pero ¿a qué costo?
Cuando el deber pesa más que el deseo
A veces, el cuidado no nace del amor, sino de la obligación. Tal vez nuestra relación con ese familiar no ha sido fácil, o simplemente sentimos que ya hemos dado demasiado. Aun así, la responsabilidad sigue estando ahí, y negarla no es una opción realista.
Entonces, ¿cómo atravesar esta etapa sin sentir que nos perdemos en el proceso?
Estrategias para cuidar sin descuidarnos
- Aceptar nuestras emociones sin juzgarlas: No querer cuidar no significa que no amemos a esa persona. Sentir agotamiento, enojo o frustración es normal y no nos hace malas.
- Poner límites claros: El cuidado no debe significar la anulación personal. Es válido definir qué estamos dispuestas a hacer y qué no.
- Pedir ayuda sin culpa: No tenemos que hacerlo solas. Buscar apoyo en otros familiares, redes de contención o profesionales puede aliviar la carga.
- Priorizar nuestro bienestar: No podemos cuidar si estamos destruidas emocionalmente. Buscar momentos para nosotras mismas es una necesidad, no un lujo.
- Cambiar la mirada sobre la obligación: En lugar de verlo como un sacrificio total, encontrar pequeños espacios donde el cuidado pueda ser más llevadero ayuda a reducir la resistencia interna.
El derecho a seguir siendo nosotras mismas
Es momento de derribar la idea de que cuidar significa desaparecer. No podemos esperar a que el tiempo pase para recién entonces recuperar nuestra vida. Cuidar sí, pero sin dejarnos de lado. Porque merecemos seguir siendo quienes somos, con deseos, proyectos y espacios propios.
Si estás atravesando esta situación, recordá: lo que sentís es válido. El desafío es encontrar el equilibrio entre el deber y el derecho a vivir tu propia vida.
@victoriafiorenzi
Consultora Psicológica






