El Gran Premio de Singapur volvió a poner a prueba la paciencia y el temple de Franco Colapinto. El piloto argentino largó con determinación, ganó tres posiciones en la salida y se mostró competitivo en las primeras vueltas, pero una temprana detención en boxes —ordenada por Alpine— condicionó el resto de su carrera en Marina Bay.
Con neumáticos medios desde la vuelta 15 hasta el final, Colapinto debió administrar la degradación en un extenso segundo stint que lo dejó con un auto inestable y sin grip en los giros decisivos. Pese a su defensa aguerrida, en las últimas vueltas perdió varias posiciones y terminó en el puesto 16, a una vuelta del vencedor George Russell.
El británico de Mercedes firmó una actuación impecable: dominó de principio a fin y se llevó un triunfo contundente en el circuito callejero. Max Verstappen finalizó segundo y recortó puntos en la lucha por el título, mientras que Lando Norris completó el podio seguido por Oscar Piastri. Con este resultado, McLaren se consagró campeón de Constructores por segundo año consecutivo, a falta de seis carreras para el cierre de la temporada.
Para Colapinto, la lección de Singapur deja sabor agridulce: un inicio prometedor y una defensa heroica que no pudo resistir la exigencia de neumáticos gastados y un Alpine poco competitivo. La próxima cita será una nueva oportunidad de demostrar que, más allá de las limitaciones técnicas, el argentino tiene el talento y la garra para seguir creciendo en la Fórmula 1.






