Mauricio Macri no volvió a cenar milanesas con Javier Milei desde, al menos, agosto de 2024. La relación entre ambos es distante y un acuerdo entre Pro y La Libertad Avanza para gobernar luce lejano. Los libertarios, de hecho, quieren acabar con los amarillos.
Esas son algunas de las conclusiones de Macri, que por estas horas participa de lleno en la campaña electoral en la Ciudad y marca sus diferencias con el gobierno nacional.
‘Vengo leyendo hace un año que LLA quiere acabar con Pro. Es una triste realidad. Pro ha hecho por este gobierno. Ayudar a ganar, fiscalizar, ley bases, sostener los DNU. Pusimos votos, capacidad profesional de nuestros diputados. No me siento opositor. La mejor manera de que funcionen las mejores ideas de Milei es votando a Pro”, dijo Macri en declaraciones a Radio Rivadavia.
Esa tensión entre Pro y LLA, considera, fortalece al peronismo, que siempre está a las sombras para tratar de regresar a Casa Rosada. Y de lograrlo, volver a tirar abajo lo que no sea como ellos.
“El mayor déficit de la Argentina es la falta de confianza. Son los últimos 60 años. En mi gobierno la amenaza era que volviera el populismo y volvió y destruyó todo el esfuerzo y lo que se había logrado: un solo tipo de cambio, reservas, inflación de 1%”.
Macri, en ese sentido, apuesta por que Pro y LLA, aun separados, mantengan una oferta electoral que abarque a la derecha en la Argentina. Y siempre desde su óptica, enfrenten al populismo, que es como él se refiere al peronismo.
Pero separados y con diferencias. Quizá no en la visión económica, sí en lo institucional, cuestión que el líder el macrismo apunta como cuenta pendiente de los libertarios, y sin lo cual demorarán inversiones locales y extranjeras.






