La tensión política y judicial en Estados Unidos creció este fin de semana después de que el presidente Donald Trump dispusiera el envío de 300 efectivos de la Guardia Nacional de California hacia Oregon, pese a una orden judicial que le había prohibido desplegar a la Guardia Nacional de ese estado en Portland.
El gobernador de California, Gavin Newsom, confirmó el movimiento el domingo y denunció que se trata de un “abuso asombroso de la ley y el poder”. Según explicó, estas tropas habían sido “federalizadas” hace meses por orden de Trump, en contra de su voluntad, durante disturbios en Los Ángeles. “El comandante en jefe está utilizando al ejército como un arma política contra los ciudadanos estadounidenses. Llevaremos esta lucha a los tribunales”, afirmó.
Por su parte, la gobernadora de Oregon, Tina Kotek, aseguró que al menos 101 efectivos llegaron el sábado por la noche en avión y que más estarían en camino, aunque criticó que no hubo comunicación oficial con el gobierno federal. “Esta acción parece ser intencional para eludir la decisión de ayer de una jueza federal. No hay necesidad de intervención militar en Oregon. No hay insurrección en Portland. No hay amenaza a la seguridad nacional”, declaró.
La medida se produce apenas un día después de que la jueza federal Karin Immergut —nombrada por el propio Trump— bloqueara de forma temporal el despliegue de la Guardia Nacional de Oregon en Portland. En su resolución, Immergut argumentó que las protestas en la ciudad eran de carácter reducido y que la intervención de fuerzas federalizadas atentaba contra la soberanía estatal.
El alcalde de Portland, Keith Wilson, coincidió con esa postura y advirtió que la llegada de tropas podría “inflamar a una comunidad que ha permanecido pacífica”. Según indicó, su administración trabaja con abogados para hacer cumplir la orden judicial.
El conflicto se enmarca en la estrategia de Trump de utilizar fuerzas de la Guardia Nacional en varias ciudades de EE.UU. que, según él, están “plagadas de crimen y disturbios”. Desde el inicio de su segundo mandato, el presidente ha desplegado o amenazado con desplegar efectivos en al menos diez urbes, entre ellas Chicago, donde este fin de semana también autorizó la movilización de 300 soldados de la Guardia Nacional de Illinois para resguardar instalaciones federales.
Mientras tanto, los gobiernos locales insisten en que no hay condiciones de violencia extrema que justifiquen la militarización y preparan nuevas batallas legales contra la Casa Blanca.
Fuente: Associated Press






