El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, habló este domingo después de votar en la capital provincial y dejó varias frases picantes en medio de una jornada que arrancó con demoras en la apertura de mesas y un clima marcado por la violencia política.
“Hubo demoras naturales, ausencia de presidentes de mesa en algunos casos, pero hoy está al cien por ciento de todas las urnas desplegadas en la provincia según la policía. El ausentismo se ve cuando termina el comicio, no cuando comienza”, explicó el mandatario, que adelantó que esperará los resultados en la Casa de Gobierno.
Valdés también valoró la presencia de fiscales de todos los partidos y pidió a la ciudadanía cumplir con el deber cívico. “Nosotros hicimos campaña política, esa es la manera de incentivar a la gente a participar”, dijo, aunque reconoció que “tuvimos una campaña política realmente muy sucia, nunca tuve memoria de algo así, ojalá se pueda superar y que en el futuro tengamos campañas limpias, con propuestas”.
Consultado por la violencia en la campaña, no esquivó el tema. Lamentó lo ocurrido con Karina Milei en la peatonal Junín, donde la secretaria de la Presidencia fue agredida durante un acto junto a Martín Menem. “Es lamentable lo que estamos viviendo en la Argentina, en Corrientes nunca habíamos pasado estas situaciones”, sostuvo, y aclaró que aunque el Gobierno nacional había pedido que la policía provincial no interviniera, fue finalmente la fuerza local la que salió a resguardar a la funcionaria.
Pero la frase más filosa llegó cuando deslizó una chicana sobre el caso Loan: “La Justicia Federal y todos los correntinos seguimos buscando a Loan como a Nisman”, lanzó, encendiendo la polémica.
Valdés no se quedó ahí y apuntó directamente contra la Casa Rosada: “La violencia se emana desde el Poder Ejecutivo”.
En este contexto, Corrientes define hoy a su próximo gobernador y el hermano del mandatario, Juan Pablo Valdés, aparece en la pelea para sucederlo. El actual jefe provincial pidió calma y elecciones en paz, aunque volvió a remarcar que la campaña fue “la más sucia que recuerde”.