El Comando Vermelho (CV), nacido a fines de los años 70 en la prisión de Ilha Grande, Río de Janeiro, se formó cuando presos comunes compartieron celdas con militantes políticos durante la dictadura brasileña. Aquella convivencia derivó en una organización que, con el paso del tiempo, se convirtió en el símbolo del crimen organizado en Brasil y una de las facciones más temidas de América Latina.
Con una estructura descentralizada, el CV supo expandirse más allá de las cárceles hasta dominar barrios enteros de Río, imponiendo su control sobre el narcotráfico, el tráfico de armas y la extorsión. Su lema, “Paz, Justicia y Libertad”, contrasta con la violencia que ejerce en su territorio.
El tamaño del poder: hasta 100.000 integrantes
Distintos informes oficiales y académicos ubican al Comando Vermelho entre las organizaciones criminales más grandes de Sudamérica.
El Ministerio de Justicia de Brasil estima que cuenta con entre 30.000 y 35.000 miembros activos en más de 20 estados, aunque otras fuentes elevan la cifra hasta 100.000 si se consideran las redes asociadas y las células locales que operan en favelas, fronteras y rutas internacionales del narcotráfico.
El grupo no solo mantiene alianzas con bandas regionales, sino que también ha extendido sus operaciones hacia la Amazonía, las fronteras con Colombia y Perú y los circuitos del contrabando internacional.
Los líderes detrás del Comando Vermelho
El CV no funciona como una estructura vertical única, sino mediante células autónomas conectadas por líderes regionales.
Entre los principales referentes se destacan:
- Marcinho VP (Márcio dos Santos Nepomuceno): considerado uno de los jefes históricos del grupo.
- Sandro Louco (Sandro da Silva Rabelo): líder en el estado de Mato Grosso y figura clave en la expansión territorial.
- Luís Lopes Júnior, alias “Grão”: señalado como operador logístico y coordinador financiero de varias células.
Pese a los años de persecución, estos nombres continúan ejerciendo influencia desde las cárceles o mediante emisarios, lo que demuestra la resiliencia del grupo frente a los golpes policiales.
Megaoperación en Río: 81 detenidos y 60 muertos
Este lunes 28 de octubre de 2025, las fuerzas de seguridad brasileñas lanzaron una de las operaciones más grandes de los últimos años: la “Operación Contención”. Más de 2.500 agentes de la Policía Militar, la Policía Civil y unidades especiales ingresaron a los complejos de favelas do Alemão y da Penha, bastiones del CV en Río de Janeiro.

El saldo fue devastador:
60 personas murieron, entre ellas dos policías (Marcus Vinícius Cardoso de Carvalho (51) e Rodrigo Velloso Cabral(34)). 81 sospechosos fueron detenidos, incluyendo a Thiago do Nascimento Mendes, alias Belão do Quitungo, jefe del CV en la comunidad de Quitungo, y a Nicolás Fernandes Soares, operador financiero del histórico narco Edgar Alves de Andrade (Doca).

Según el Ministerio de Justicia, se incautaron toneladas de drogas, armas de guerra, vehículos robados y millones de reales en efectivo. Las autoridades calificaron el golpe como “uno de los más duros de los últimos 20 años”.

Actividades criminales y expansión internacional
El CV controla el tráfico de drogas y armas, la extorsión a comerciantes, el lavado de dinero, y mantiene influencia sobre centros penitenciarios donde continúa reclutando miembros.
Además, colabora con grupos delictivos en Paraguay, Bolivia y Colombia, lo que le permite consolidar su papel en el mercado regional de la cocaína.

La expansión de sus redes hacia la Amazonía generó preocupación en organismos internacionales, que advierten sobre el riesgo de un “narcoestado fragmentado”, donde el poder criminal supera al control estatal en vastas zonas fronterizas.
El desafío del Estado brasileño
Pese a los avances policiales, el Comando Vermelho sigue mostrando una extraordinaria capacidad de adaptación. Su descentralización dificulta los desmantelamientos totales y permite que nuevos líderes reemplacen rápidamente a los caídos.
La operación de este martes marca un punto de inflexión en la estrategia del gobierno estadual brasileño, que busca recuperar el control territorial de las favelas y frenar la expansión de las organizaciones criminales más allá de las fronteras.






