El futbol argentino siempre deja alguna curiosidad en cualquier fecha y con cualquier protagonista aleatorio. En este caso, esos protagonistas fueron Gimnasia y Esgrima de La Plata recibiendo a Atlético Tucumán.
Es que en un partido interesante en los papeles de acuerdo a la actualidad de las dos instituciones que buscaban ganar para meterse de lleno entre los 8 clasificados del grupo B en este torneo clausura, el mismo no pudo llegar a su fin.
A falta de 20 minutos para que se termine el cotejo aproximadamente, el sistema lumínico del estadio del lobo platense dejó de funcionar y obligó a Pablo Dóvalo a suspender el encuentro de manera provisoria porque no se podía recuperar.
“No tengo alternativa. Quisimos jugarlo igual pero las luces iban y venían y eso le puede complicar la visión a los arqueros. Hicimos lo posible, me dijeron que ya no volvía la luz” señaló el propio Dóvalo en dialogo con la prensa en el campo de juego.
A estas alturas y con gol de Damián Martínez en contra, el equipo de Alejandro Orfila ganaba el partido por la mínima y con la ventaja de tener un jugador mas por la expulsión de Leandro Díaz a los 27 minutos del primer tiempo.
Minutos más tarde, el partido fue nuevamente puesto en marcha pero si bien los de Lucas Pusineri intentaron lastimar a Gimnasia, el contexto conspiró en contra de ellos debido a que el hombre de menos durante 3/4 del partido comenzó a pasar factura, para que el público presente en el bosque sonría y se ilusione con el pasaje a octavos de final.






