Por Lic. Adrián Dall’Asta
Hace algunos días en un prestigioso diario de nuestro país salió una nota llamada “Zombielandia, la cual me dejó pensando y se transformó en estas líneas.
El fenómeno de los “zombies” en las calles de Alemania, impulsado por el consumo desmedido de crack y otras drogas altamente adictivas, está convirtiéndose en una realidad inquietante que alarma tanto a las autoridades como a la sociedad.
Apodadas como “Zombieland” en ciudades como Berlín, Frankfurt y Hamburgo, algunas zonas urbanas están mostrando un incremento preocupante de personas que deambulan por las calles en condiciones deplorables, producto del abuso de esta sustancia. Este oscuro panorama, que parecía estar contenido en ciertos sectores de Europa y Norteamérica, empieza a arrojar señales de alerta para Latinoamérica, incluida Argentina.
El término “zombie” se ha popularizado en la jerga de la prensa y la población para describir a las personas que, tras consumir crack, pierden todo sentido de la realidad, caminando erráticamente y en condiciones físicas y mentales deterioradas. El crack, una droga derivada de la cocaína, ofrece un efecto casi inmediato, pero de muy corta duración, lo que conduce a un consumo compulsivo y desenfrenado. En los barrios más afectados de Alemania, las escenas son desgarradoras: hombres y mujeres que se desploman en las aceras, con cuerpos esqueléticos y mentes fragmentadas.
La expansión del fenómeno del crack en Europa tiene raíces profundas en la marginalidad social, la falta de acceso a sistemas de salud mental adecuados y la cada vez mayor disponibilidad de drogas baratas. En ciudades como Berlín, se ha señalado que la crisis de vivienda y el aumento de la pobreza en sectores vulnerables han exacerbado la problemática, llevando a una mayor concentración de consumidores en espacios públicos. Las “Zombielandias” no son solo un problema de orden público, sino una crisis humanitaria que se desata a plena vista.
Un espejo peligroso para Latinoamérica
Aunque Alemania parece estar en el epicentro de este fenómeno en Europa, expertos en adicciones y seguridad advierten que Latinoamérica, incluida Argentina, no está exenta de seguir un camino similar. De hecho, el crack ya es una realidad en varios países de la región, como Brasil, donde las “Cracolândias” en ciudades como São Paulo representan un desafío crítico para las autoridades. Las barreras geográficas ya no son suficientes para frenar la expansión de este tipo de problemáticas.
En Argentina, el consumo de pasta base (una forma menos refinada de la cocaína) y otras drogas sintéticas ha mostrado una tendencia al alza en los últimos años, lo que puede convertirse en una puerta de entrada para sustancias aún más devastadoras, como el crack.
Los especialistas advierten que el país podría enfrentar un fenómeno similar al de las “Zombielandias” alemanas si no se actúa con rapidez y decisión en términos de políticas públicas, prevención y tratamiento de las adicciones.
La respuesta en Alemania y lecciones para la región
Alemania ha intentado varias estrategias para enfrentar esta crisis, desde la creación de centros de consumo supervisado hasta programas de rehabilitación intensiva, pero el avance ha sido lento. La naturaleza devastadora del crack, que genera adicción tras solo pocos consumos, complica la situación, mientras que los recortes en salud mental y los desafíos económicos post-pandemia agravan aún más el panorama.
Para Latinoamérica, la advertencia es clara. Si no se toman medidas preventivas a tiempo, como la mejora en la oferta de programas de tratamiento, la educación y la contención en áreas de riesgo, la región podría verse atrapada en una crisis similar a la que hoy sufren algunas de las principales ciudades alemanas.
Argentina y sus países vecinos se encuentran en una encrucijada: observar desde lejos cómo el crack desangra a otras naciones o actuar de inmediato para evitar que sus calles también se conviertan en una “Zombieland”.
IG adriandallastaok
www.fundacionpadres.org