El fin de año no solo es un cierre de etapas; también es una oportunidad para pausar, reflexionar y alinear tus deseos con lo que hacés. Sin embargo, entre la vorágine de compromisos y la presión por “cumplir”, muchas veces pasamos de largo este momento.
Este ejercicio simple te ayudará a hacer un balance desde un lugar amable, reconociendo tus logros y proyectando cómo querés sentirte el próximo año. No se trata de una lista interminable de objetivos, sino de reconectar con lo que realmente importa: vos.
¿Por qué hacer este ejercicio ahora?
La pausa reflexiva que te propongo es mucho más que un balance. Es una forma de darle espacio a tu voz interna, esa que a veces queda en silencio frente a las demandas externas. Este momento te permite:
- Reconocer todo lo que viviste este año, tanto lo bueno como lo desafiante.
- Clarificar cómo querés vivir el próximo año, desde un lugar auténtico.
- Dar pequeños pasos para acercarte a lo que realmente te hace bien.
Cómo hacerlo: el paso a paso
1. Buscá tu espacio de calma
Elegí un momento y lugar donde puedas estar tranquilo. Apagá el ruido externo y, si querés, poné música suave o algo que te ayude a concentrarte. Este es un momento para vos.
2. Dividí un papel en dos columnas
En la primera columna, escribí todo lo que lograste este año. Pensá en todo: grandes hitos, pequeños logros, decisiones importantes que tomaste. Incluso los momentos difíciles que enfrentaste con valentía merecen un lugar aquí.
En la segunda columna, escribí cómo querés sentirte al finalizar el próximo año. No pienses en metas específicas; enfocate en las emociones y estados que te gustaría experimentar. Por ejemplo: “Quiero sentirme más sereno”, “Quiero confiar más en mí mismo”, “Quiero disfrutar más de mi tiempo”.
3. Agregá pequeñas acciones concretas
A cada emoción que anotaste en la segunda columna, sumá una acción pequeña que te acerque a ella. Por ejemplo:
Si querés sentirte más sereno, podrías empezar a incluir pausas conscientes durante tu jornada.
Si querés disfrutar más, podés comprometerte a agendar momentos para vos, sin culpa.
4. Observá lo que aparece sin exigencias
No es necesario que tengas todas las respuestas ni que todo sea perfecto. Este ejercicio es una invitación a escucharte y descubrir por dónde querés caminar.
El poder de las pequeñas reflexiones
A veces, los mayores cambios empiezan con decisiones simples. Al hacer este ejercicio, no solo estás reconociendo tu recorrido, sino también abriendo espacio para lo que querés construir.
No es necesario hacer todo de golpe; se trata de dar un primer paso, aunque sea pequeño, en la dirección que te hace bien. Este fin de año, regalate el tiempo para escucharte. Porque cuando te conectás con vos mismo, todo lo demás empieza a encontrar su lugar.
@victoriafiorenzi
Consultora Psicológica