La nave Starship de SpaceX, en su sexto vuelo de prueba, no logró aterrizar de manera controlada, terminando su misión en el Golfo de México.
El 19 de noviembre de 2024, SpaceX lanzó su nave Starship desde su base en Boca Chica, Texas, en un intento de probar y mejorar las capacidades de esta ambiciosa nave espacial. Aunque el despegue y la separación de etapas se realizaron con éxito, el cohete Super Heavy, que impulsa a Starship, no pudo regresar a la plataforma de lanzamiento como estaba previsto.
Durante el vuelo, Starship completó una trayectoria orbital de (aproximadamente) una hora y cinco minutos, demostrando sus capacidades en el espacio. Sin embargo, durante el intento de aterrizaje, el Super Heavy no pudo ejecutar la maniobra de regreso al espigón de lanzamiento y tuvo que concluir viaje en el Golfo de México.
Elon Musk, fundador de SpaceX, defendió el vuelo como un “éxito parcial”, destacando que la nave Starship logró completar su misión orbital y demostrar varias capacidades cruciales. Sin embargo, la comunidad científica y los expertos en tecnología expresaron sus preocupaciones sobre la fiabilidad y seguridad de futuros vuelos, especialmente considerando la magnitud del fracaso en el aterrizaje.
Este incidente puso, nuevamente, a la vista los desafíos que enfrenta SpaceX en su camino hacia la reutilización de naves espaciales y la “exploración sostenible” del espacio. A pesar del aterrizaje fallido, Musk y su equipo continúan optimistas, viendo este vuelo como un paso necesario hacia el desarrollo de tecnologías más avanzadas y seguras porque la determinación de SpaceX y su enfoque en la mejora continua sugieren que este no será el último intento de lograr un aterrizaje exitoso.
Colaboración: Stefanía Fossa Olandini