En el ritmo vertiginoso de la vida, pocas veces nos detenemos a notar nuestra respiración. Sin embargo, este simple acto, tan natural y esencial, puede convertirse en una herramienta poderosa para reconectar con nuestro interior, reducir el estrés y encontrar equilibrio.
Respirar no es solo una función vital; es también un puente hacia la aceptación de lo que somos. Durante mi formación en Reiki en Japón, aprendí que la respiración consciente no solo regula nuestra energía, sino que también nos invita a observarnos sin juicios, a estar presentes en el aquí y ahora. La meditación, como camino de autoobservación, ha sido clave en mis procesos personales, y la respiración es su punto de partida.
¿Por qué es importante conectar con la respiración?
Cuando tomamos conciencia de nuestra respiración, salimos del piloto automático y volvemos a habitar nuestro cuerpo. Este acto nos ayuda a calmar la mente, regular nuestras emociones y afrontar el día con mayor claridad. Además, nos invita a aceptar nuestro ritmo, nuestras emociones y a nosotros mismos, tal como somos en este momento.
3 tips para escuchar tu respiración y conectar con vos
1. Notá tu respiración sin cambiarla
Tomate un instante para cerrar los ojos y observar cómo entra y sale el aire de tu cuerpo. Sentí el movimiento del abdomen o el pecho, sin intentar modificarlo. Este ejercicio simple te conecta con el momento presente.
2. El poder de la exhalación
Cuando sientas ansiedad o tensión, probá exhalar lentamente por la boca, como si quisieras soltar todo aquello que te pesa. Repetí esta práctica tres veces y notá cómo tu cuerpo comienza a relajarse.
3. Respirá con intención al empezar el día
Antes de levantarte de la cama, inhalá profundamente por la nariz y exhalá lentamente por la boca. Podés decirte mentalmente: “Estoy presente”. Este pequeño gesto marca un tono de calma y conciencia para tu jornada.
Un cambio simple para salir del automático
Incorporá pausas de respiración en momentos cotidianos: al tomar un café, mientras caminás o incluso en medio de una tarea. Detenerte a respirar conscientemente durante 30 segundos puede ser el primer paso hacia una rutina más conectada y menos reactiva.
Respirar conscientemente no requiere tiempo extra ni un espacio especial. Solo requiere la decisión de habitar el presente. Es un acto simple, pero profundamente transformador. Darte el permiso para observar tu respiración es, en esencia, darte el permiso de aceptar quién sos en cada momento.
IG: @victoriafiorenzi
Consultora Psicológica