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Recuperar los municipios perdidos, retener los vigentes. Los dos dilemas de los ex Juntos por el Cambio

Por Lic. Sebastián La Rosa (UBA)

Tras las últimas elecciones (generales) de 2023, se concretó el fin de la coalición política Juntos por el Cambio. Aquella que nació bajo el nombre CAMBIEMOS y que en 2015 logró obtener la Presidencia de la Nación en la figura de Mauricio Macri. Aquella vez, también logró obtener el codiciado y complejo bastión de la Provincia de Buenas Aires con María Eugenia Vidal.
Esta coalición, integrada principalmente por el centenario partido Unión Cívica Radical y los partidos contemporáneos Propuesta Republicana y Coalición Cívica, sufrió su fin por el contexto de la Argentina reciente: polarización, grieta, discursos duros (varios con tono irresponsable), crisis de los partidos políticos, descreimiento para con la política en general, agotamiento con los referentes políticos y una crisis económica sin solución.
Ante esta realidad, el presente (con las dudas y temores del futuro) preocupa a estas fuerzas que otrora funcionaban de manera conjunta; especialmente, en la Provincia de Buenos Aires.
Allí, el entonces Juntos, contaba antes de la elección pasada con 62 municipios de 135 que conforman la jurisdicción. El desafío de reconstrucción será recuperar, ya sin ser una coalición, aquellos distritos que se perdieron.
La UCR resignó Suipacha, Brandsen, Chacabuco y Saavedra (en esta última a manos de un vecinalismo). Además, resignó en la PASO con el PRO, las localidades de San Isidro, Arrecifes y Puán.
El PRO cedió Ramallo, Lanús, Dolores, Bahía Blanca, Patagones, Cnel. Rosales, Olavarría y La Plata. Además, perdió a manos del peronismo dentro de Juntos, Gral. Villegas. En la balanza, es el partido que más duras pérdidas sufrió.
El vecinalismo aliado a Juntos no renovó en Bragado, Rivadavia y Azul (el último de origen peronista). En Salliquelló, se dio el caso de que el vecinalismo jugó particularmente en esta elección dentro de Juntos perdiendo también la intendencia.
En la actualidad, los partidos que formaban entonces Juntos por el Cambio tienen 47 municipios: UCR 27, PRO 15, Vecinalismo 3, GEN1,  Peronismo 1.
Lógicamente, los partidos buscarán recuperar los enclaves que supieron hasta hace poco gobernar, pero se plantean dos dilemas: Cuánto del coletazo del año pasado seguirá encendido en las intermedias de 2025. Y, cómo se mantendrán los que a la fecha se poseen.
El PRO, tiene su lucha de supervivencia con la Libertad Avanza. Hoy, quien fuera su electorado, se siente a gusto con la figura de Milei. Sus dirigentes coquetean pública o de manera privada con el gobierno, sin contar a los que ya trabajan en conjunto de la mano de Patricia Bullrich y avivan el fantasma de la fusión; mientras Macri trabaja para apartar del partido a quien hasta hace poco fue su candidata a presidenta.
La UCR trina en sus internas. A las diferencias en el Congreso Nacional respecto a las leyes y vetos del gobierno nacional, se le suma la reciente interna bonaerense que terminó escandalosamente muy pareja, sin aceptación de derrota y con audios filtrados pidiendo, aparentemente, fraguar resultados. Sin dudas, el desafío será recomponer la línea bonaerense que responde a Abad con la de Evolución de Lousteau, algo que se ve difícil por diferencias ideológicas de los bandos sobre si posicionarse de manera acuerdista con LLA o posicionarse al centro. El sello queda en manos de Abad y todo indica que el 2023 de división, continuará en 2025.
Este escenario complejo que se presenta, pende del hilo del humor social enroscado aún en los resultados electorales del año pasado y en la guerra de índices, parámetros y “herencias” que la grieta ofrece; donde la economía para algunos repunta o muestra señales de esperanza, pero para otros se personifica en el doloroso aumento de pobres e indigentes.
La UCR tiene a su favor el rol opositor; el PRO todavía está viendo si reperfila el acompañamiento a la gestión tratando de mantener su identidad. Los próximos meses dirán…

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