Los esperados conciertos de Luis Miguel en el Movistar Arena no sorprenden por su contenido, que es maravilloso. Lo que sí sorprendió a todos fue el notable cambio físico que mostró el cantante cuando apareció sobre el escenario. Es cierto que él llegó a la Argentina, una vez más, cuando pasó por Migraciones junto a su familia. Lo que no es seguro es que el que suba al escenario sea enteramente él. Porque en este país también dos “dobles” que lo imitan y llegaron del exterior y otro imitador que fue llamado para que lo represente en distintas apariciones públicas del “Sol de México”.
Su notable delgadez y los evidentes cambios en su rostro no pasaron inadvertidos para nadie. Desde el entorno del cantante salieron a decir que está muy estilizado porque se sometió a una dieta estricta. Y no descartaron algún retoque estético.
Pero el escándalo estalló cuando empezó a trascender que Luis Miguel vino a Buenos Aires acompañado por su novia, Paloma Cuevas, y sus hijas, pero se quedó alojado en el hotel Faena y sus recitales habrían realizados por uno de sus tres dobles, como ya ocurriera en otras ocasiones de recitales públicos. Este muleto de “Micky” no es idéntico físicamente, pero es un gran artista, y hoy por hoy, canta mejor que el original.
Mi revelación generó polémicas y debates, dio la vuelta al mundo, ida y vuelta, pero las diferencias físicas entre Luis Miguel y sus dobles (dos de ellos extranjeros y un tercero argentino) son indisimulables. Varias famosas que conocieron al cantante en la intimidad juraron que quien cantó en el Movistar Arena es el verdadero Luismi, hablo de Lucía Miranda, Silvina Escudero, Karina Mazzocco, y la mismísima Susana Giménez, que entrevistó decenas de veces al “Sol de México” consideró que sus rasgos parecen diferentes porque adelgazó tanto y que su nariz parece más grande. Raro y hasta rarísimo.
Todos me saltaron al cuello intentando desmentir mi información, pero a medida que fueron apareciendo videos del show con planos cortos de Luis Miguel, no pocos comenzaron a desconfiar.
El revuelo fue tan grande que Migraciones debió aclarar que el verdadero Luis Miguel Gallego Basteri ingresó efectivamente al país, y puso a disposición la documentación que así lo acredita. Claro que esa información no desmintió la mía. Yo nunca dije que Luis Miguel no vino a la Argentina. Dije que no se subió al escenario. Dos cosas muy diferentes. Sí revelé que el cantante y sus dobles nunca viajan en el mismo avión, para evitar comparaciones no convenientes…
Me di cuenta desde el primer recital y aporté pruebas para demostrar que no era Luis Miguel. Si hacen un comparativo de imágenes con el verdadero, van a notar que el doble es mucho más chiquito de hombros. Y cuando una hace dieta no se encogen los huesos, no se encoge la espalda, no se achica la altura.
Otro indicio claro para determinar que no era el verdadero Luis Miguel está en su dentadura. Consulté a muchos odontólogos, que compararon fotos y me confirmaron que son personas diferentes. Aparte, las orejas son distintas. Y las entradas del pelo también.
Las evidencias están sobre la mesa. El que se subió al escenario no fue Luis Miguel, sino un doble. Por algo no habló ni una palabra con el público en todo el recital. La ilusión fue casi perfecta y los llamados llegaron de radios y canales de todo el mundo… Dubbai, Madrid, Moscú, Miami, Los Angeles, La Paz, Asunción, Santiago de Chile, Lima… Todos querían saber más y más del astro portorriqueño. Mientras tanto en el MoviStart Arena llena 10 estadios con entradas de 100.000 a 378.000 el ticket dejando una verdadera fortuna en boleterías. Negocios son negocios… con o sin dobles.