Por Ernesto Lans
En un hito significativo para la industria y la sostenibilidad ambiental en Argentina, investigadores de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (FIQ-UNL) y del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE, CONICET-UNL), junto a colaboradores del Instituto de Desarrollo y Diseño (INGAR, CONICET-UTN), han desarrollado proyectos pioneros que prometen transformar los desechos agroindustriales en valiosas oportunidades de desarrollo productivo.
El primer proyecto, iniciado en 2020, se centró en la construcción y diseño de una planta piloto para la producción de sílice de alta pureza a partir de cáscaras de arroz. Esta innovación no solo ofrece una solución ecológica a los residuos generados por la industria arrocera sino que también abre un nuevo horizonte para la utilización de este subproducto en diversas aplicaciones, desde la fabricación de pinturas y lacas hasta productos cosméticos y dentífricos.
La iniciativa fue posible gracias a la colaboración entre el ámbito académico y la industria, representada por la empresa Risiera SRL, ubicada en la ciudad de San Javier, provincia de Santa Fe. Este esfuerzo conjunto se financió a través de la línea SF Innovar de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación, evidenciando el compromiso de diversos sectores para impulsar la innovación sostenible.
Adrián Bonivardi, decano de la FIQ, destacó la importancia de la colaboración entre la universidad y la industria para el crecimiento y la competitividad. El hecho de que uno de los responsables de la empresa Risiera sea un ingeniero químico egresado de la FIQ subraya la relevancia de formar profesionales capaces de liderar proyectos transformadores.
Además de proveer una alternativa sostenible para el manejo de los residuos de la molienda de arroz, el proyecto ha abierto el camino para el aprovechamiento de las cáscaras como fuente de energía renovable, marcando un avance hacia la mitigación del cambio climático. La capacidad de generar sílice de alta pureza a partir de un recurso tan abundante como las cáscaras de arroz no solo reduce la dependencia de materias primas no renovables sino que también promete fortalecer la economía circular en la región.
La visita de autoridades gubernamentales y académicas a la planta piloto de Risiera en febrero de este año refleja el interés y el apoyo al proyecto. Esta iniciativa es un claro ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología pueden contribuir a soluciones sostenibles que benefician tanto al medio ambiente como a la economía, posicionando a Argentina como un líder en innovación agroindustrial.