¡Todos contra todos! No es la primera batalla ni será la última que se planteó en la cocina de la tele. Con el despido del cheff Juan Ferrara que abruptamente se fue a las ollas y cacerolas de “Qué mañana” estalló la guerra dejando su lugar de 15 años en pantalla a Chantal Abad, que arribó a “Cocineros argentinos” para horas después renunciar hasta nuevo aviso a la creación televisiva de Guillermo Calabrese y que va por la Televisión Pública.
Ferrara cocinaba muy bien, pero sus compañeros no lo querían tanto, por sus modos severos y porque no salía muy favorecido en pantalla a nivel de rating y de auspiciantes. Por eso, a propósito de un paso de la sensual cocinera Chantal por el programa del canal oficial, los productores creyeron encontrar en ella a quien ocuparía la conducción del fallecido Calabrese.
Por eso le dieron salida a Ferrara que se fue indignado y lo empezó a difundir en los medios con todo su dolor, y con el festejo de quienes armaron una nueva versión de “Cocineros argentinos”, calculando las marcas y auspiciantes que traería Chantal que empezó a ser hostigada por las redes sociales y opositores a su órbita, que empujaron a Abal a esgrimir una repentina renuncia, tras hacer fotos promocionales para TVP que la estaba subiendo a murales callejeros anunciando su incorporación.
Aunque parezca mentira, la cocina televisada más allá de los manjares, los negocios millonarios que genera es un campo de guerra que genera ambiciones, recaudaciones de marcas y auspiciantes, rating, y un universo incalculable de ventanas empresariales.
Si no recordá lo que generó Petrona C. de Gandulfo, Chichita de Erquiaga, Karlo Arguiñano, Rodolfo Ranni del teatro a la cocina, hoy Luisa Albinoni, Maru Botana, Mariano Iudica, El Gato Dumas… entre decenas de gastronómicos que hicieron de la cocina y las comidas un show, muchos programas e infinidad de negocios. Hoy el tema es Chantal Abad, la preferida de Gerardo Rozín que la sigue guiando entre sales, almíbares y azúcares celestiales. Chau, hasta el próximo avispón.