El Gobierno de Michel Barnier ha caído este miércoles, gracias a la alianza oportunista entre la izquierda y la extrema derecha, obligando a Francia a dar un peligroso salto al vacío, sin una perspectiva sólida de estabilidad política. Al término de un debate explosivo en la Asamblea Nacional, la moción de censura fue adoptada por 331 votos, una mayoría holgada. Se necesitaba solo 288.
Antes de la derrota anunciada, Barnier defendió una vez más su estrategia financiera de austeridad, forzada por la gigantesca deuda acumulada, y anticipó que, sea cual sea el color del próximo gobierno, topará con la cruda realidad. Mirando a la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, una de sus verdugos, le dijo: “No tenemos la misma idea de soberanía ni de patriotismo”.
Y, ante quienes iban a votar la censura, como última advertencia, reiteró que las consecuencias del paso dado serían importantes para el país. Escogió, para poner énfasis y dar solemnidad, las palabras del exprimer ministro socialista Pierre Mendès France en 1955: “Nunca sacrifiquemos el futuro por el presente”.
Contexto. La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) y la ultraderechista Reagrupación Nacional (RN) presentaron el pasado 2 de diciembre dos mociones de censura contra el gobierno de Barnier, después de que este activase el artículo 49.3 de la Constitución de Francia.
Este mecanismo permitía al primer ministro aprobar por decreto y sin apoyo parlamentario los presupuestos de la Seguridad Social para 2025, a menos de que se presentara una moción de censura.
La moción presentada por NFP es la que finalmente ha salido adelante después de que el partido de Marine Le Pen la haya apoyado, tal y como avanzó que harían.
La moción de censura. La mayoría absoluta necesaria para derrocar al gobierno de Barnier estaba fijada en 288 votos, de los que se han sumado 331 con los votos a favor. No se contabilizan los votos en contra.
- Según el artículo 50 de la Constitución, cuando la Asamblea Nacional vota por mayoría parlamentaria una moción de censura, el primer ministro “debe” presentar su dimisión al presidente de la República, cargo que actualmente ostenta Emmanuel Macron.
- Con esto, Barnier se convertiría en el primer ministro mas efímero de la historia francesa después de haber sido nombrado el pasado 5 de septiembre, hace tres meses.
Por qué. Francia celebró elecciones legislativas anticipadas este verano después de que el presidente galo, Emmanuel Macron, disolviera la Asamblea Nacional tras los buenos resultados que cosechó la ultraderecha francesa en las elecciones europeas.
- Macron formó un ejecutivo sin contar ni el ganador de las elecciones, el Nuevo Frente Popular, ni con Reagrupamiento Nacional, segundo partido más votado. Por tanto, el primer ministro no contaba con un apoyo mayoritario en la Asamblea Nacional desde el mismo día en el que se formó el gobierno.
Y ahora qué. Macron no puede convocar elecciones hasta junio de 2025, ya que no se puede disolver la Asamblea hasta un año después de los pasados comicios. Tras la moción de censura, sí que deberá nombrar a otro primer ministro –las normas de Francia no ponen plazos para ello–, y será este quien propondrá a Macron los ministros que compondrán el nuevo gobierno.
- Mientras tanto, el gobierno que ha quedado derrocado actuará en funciones.
- Según el diario francés Le Monde, este nuevo escenario “hundirá al país en un nuevo período de incertidumbre política”.
- Ante esta situación, existe la posibilidad de nombrar un gobierno “técnico”: ministros sin afiliación partidista para gestionar los asuntos urgentes y corrientes e implementar ciertas reformas consensuadas, con el apoyo de cada uno de los bloques políticos de la Asamblea.
Fuentes: Le Figaro, Le Monde, Constitución francesa
