No solo París está dividido por cuarenta mil barreras y patrullada por policías; si no que el río Sena está restringido a personas previamente inspeccionadas.
Además, se cuenta con algoritmos de inteligencia artificial (IA) que monitorean las cámaras de seguridad, transformando la vigilancia en un sistema de supervisión automatizado, pero a su vez, generando controversia sobre la privacidad.
Gracias a esto, Francia detectó individuos potencialmente peligrosos solicitando empleo o voluntariado en las Olimpiadas; incluyendo islamistas radicales, extremistas de izquierda y derecha.
Por primera vez en la historia de las Olimpiadas, la ceremonia de apertura no se celebró en un estadio, sino que tuvo lugar en sitios históricos de París por lo que los ciudadanos enfrentan molestias por los diferentes cierres en calles.
Pese a la seguridad que las autoridades prometen, las medidas en este caso, han provocado un debate sobre el uso de inteligencia artificial en la vigilancia.
Empresas como Wintics, que desarrollan algoritmos para analizar grabaciones en tiempo real, defienden su tecnología como una alternativa respetuosa con la privacidad ya que los mismos no examinan datos personales si no que permiten identificar situaciones anómalas y alertar a los operadores.
Al mismo tiempo, grandes empresas tecnológicas como Intel están implementando innovaciones para mejorar la producción y edición de contenido audiovisual durante las Olimpiadas.
La seguridad en París 2024 no solo se basa en barreras físicas y presencia policial, sino en la integración de tecnología avanzada que promete transformar el deporte de la mano de la vigilancia.
Colaboración: Stefanía Olandini